martes, 30 de julio de 2013

Algo me dice que todo cambiará

Ya nada es lo que era. Los recuerdos dañan. Los buenos tiempos pasaron. Solo quieres olvidar el pasado. Vivir en el presente. No planear el futuro. Sin embargo, algo te lo impide. Quizás el hecho de que deseas que el futuro sea mejor que el pasado. Quizás la curiosidad por saber como será el futuro. Quizás solo sea la personalidad misma. Tratas de olvidarlo todo. De que nada te importe.Sin embargo, no lo consigues. Todo te afecta. Te vuelves sensible. En un pasado te hicieron daño. Temes que te lo hagan en un futuro. Quizás debería dejar de pensar. Quizás debería tratar de recordar las cosas. Procurando que los recuerdos no me dañen. Que no broten lágrimas de mis castaños ojos. Quizás debería pensar en un futuro sola. Quizás debería dejar de querer estar junto a alguien. Quizás debería vivir la vida. Sin preocupaciones. Siendo feliz. La vida es difícil. Algo me dice que vale la pena. Que sufrir ahora vale la pena. Que en un futuro seré feliz. Encontraré a mi "alma gemela". Algo me dice que todo será perfecto.

Algo me dice que todo cambiará.



Capítulo 8

Este capítulo es más largo que los demás ya que no sabía por donde cortarlo, si me podéis ayudar os lo agradecería. Ya sabéis que me podéis dar consejos o decir lo que queráis.

Capítulo 8
Laura pegó un salto. La voz le era familiar, no de alguien con quien habla cada día, sino de alguien diferente, alguien con quien habló una o dos veces.
Su memoria se acordó, era el chico del pañuelo, el chico del bus. Se le escapó una leve sonrisa. Rápidamente se giró.
Ese era el presentimiento, era la sensación rara que le rondaba durante toda la semana. Era ese chico. Ese chico guapo, moreno, ojos verdes y fuertes músculos. Llevaba una gorra plana, azul y roja, de Supermán, puesta del revés, con la visera hacia la nuca; una camiseta de los Lakers, con el número 16, de Pau Gasol; unos shorts azul claro, como el azul del cielo en un día despejado; y unas vans rojas coronaban el suelo que pisaba.
Laura tenía que reconocer que el chico era muy guapo. Sin duda, era su tipo.
De lo que no se había fijado en el bus era que el chico tenía en la oreja izquierda una dilatación, de unos 8 mm, y un piercing en el extremo superior de la misma oreja. Definitivamente, era su tipo.
Solo se le ocurrió decir:
- ¡El chico del pañuelo! Creo que no te había dado las gracias en el autobús...
- ¡La chica de la música y las lágrimas! Veo que ya estás mejor.- Comentó con una sonrisa el chico.
- Sí, estoy con mis amigos -se dio la vuelta para buscarlos con la mirada entre la gente.- que no sé dónde están...
- Yo también viene con los chavales, pero ya son mayorcitos, si se pierden, es su problema.- dijo pícaramente hundiendo sus ojos verdes en los castaños de Laura.- A todo esto, creo que no me he presentado, me llamo Aitor, ¡enchanté!
- Yo me llamo Laura, y... ¡por fin alguien que sabe algo de francés!
- Bonito nombre, bonita persona. Te pega. - dijo el chico.
Comenzó a sonar una de las canciones favoritas de Laura, "I need your love" de Calvin Harris ft. Ellie Goulding. Esbozó una sonrisa, iba a pedirle a ese chico que bailase con ella, pero él se le adelantó.
- Es mi canción favorita, ¿te apetece bailar? ¿o hacer el tonto, como lo llamo yo?
Se le escapó una pequeña risa. Ese chico tenía algo. Tenía algo que la atraía.
Y sin esperar a una respuesta, Aitor la tomó de la mano y la llevó con él al centro de la pista.

viernes, 26 de julio de 2013

Capítulo 7

Capítulo 7
Pasaron los días y Laura seguía sin llorar, creía que ya lo había superado, bueno, ella ni siquiera pensaba en eso.
Llegó el sábado, y sabía que iba a ser un día muy loco, demasiado desfase le esperaba. Cada segundo presentía que algo se le acercaba, algo imponente, algo que a la vez le asustaba pero se moría de curiosidad.
Laura quería saber que ocurriría, pero no podía averiguarlo.
Para comer, salió con sus mejores amigos, Ignacio, Cristina y Julia, como siempre, al Burguer King, en su mesa de siempre, la pegada a la cristalera, que hace esquina. Allí no hizo más que reírse, reírse y reírse.
Laura presentía de nuevo que lo que le iba a pasar, cada vez estaba más cerca, le carcomía por dentro...
Después, hacia las 8 o así, salieron del BK, ellos siempre se tiraban toda la tarde allí, y fueron a celebrar su nota a una discoteca llamada "La palmera".
A Laura le encantaba la fiesta, no había un mes en que no saliera al menos un día. No podía vivir sin música, sin bailar. Sin sonreír.
Una vez que entraron, fue directamente a la barra, pidió una Coca Cola con limón y hielo, como siempre.
Volvió a tener el presentimiento de que algo ocurriría.
Sintió a una persona detrás suyo. Pensó que quizás era alguno de sus amigos que iba a pedir algo para beber.
Sin embargo, una boca se acercó a su oído y en un intento de susurro, le dijo:
- Sabía que nos volveríamos a encontrar.

jueves, 18 de julio de 2013

Capítulo 6

Capítulo 6
4 pisos, 301 escalones, 90 segundos, 1000 miedos y temores. Eso fue lo que pasó Laura para llegar el 4º piso. El departamento de física estaba al fondo del pasillo. Laura tenía los nervios a flor de piel. No lo aguantaba más. Necesitaba ver el examen.
Picó a la puerta, entró. Allí estaba la profesora, con otro alumno. Laura creía que era del curso tecnológico, no le conocía.
Cuando el chico se fue, la profesora le lanzó una profunda mirada y le dijo:
- Lo siento Laura... Mucho no se puede hacer... Pero... Enhorabuena, has sacado un 9,75 se nota que has trabajado bastante!
- Gracias profe...
Cuando Laura se fue, lo único que pensaba es que un 9,75 es un asco, es casi un 10...
Le esperaba Cristina, allí se alegró por su mejor amiga, la verdad es que se lo había trabajado bastante.
Se fueron del instituto, ya estarían de vuelta en menos de 20 días.
Como cuando salían, se fueron al Burguer King, en la plaza de Italia (o al menos, Laura creía que allí estaba el BK, la verdad es que no se orientaba muy bien). Allí ya estaban el resto de sus amigos, Ignacio y Julia. Al parecer, Cristina les había avisado para que fueran a comer todos juntos.
Allí ellos le dieron la enhorabuena y disfrutaron como siempre, como enanos.
Ese día, Laura no volvió a pensar en ese "gilipollas", ni lloró. Ni ese día, ni los siguientes. Tuvo demasiada juerga como para acordarse de él.
Sin embargo, presentía que algo iba a pasar, algo importante. Algo que cambiase su vida.

lunes, 1 de julio de 2013

Capítulos 3, 4 y 5

Hoy los capítulos son más largos, es por ello que tengo dudas de si dividirlos en más. Ya me diréis.

Capítulo 3
Dieron las 9:10, Laura se dio cuenta de que ya no rodaban diminutas gotas por sus mejillas, ahora sus ojos parecían fuentes. Sin saber por qué, Laura lloraba. Lloraba porque echaba de menos a ese chico, echaba de menos todos esos buenos momentos.
Su móvil comenzó a vibrar sobre la mesita, de él salía su canción favorita, "Stereo hearts", alguien la estaba llamando. Era Cristina, su mejor amiga. Rápidamente cogió su móvil y descolgó la llamada. Una voz alegre penetró su oído derecho.
- ¡Buenos días esposo! - dijo Cristina, se refería a Laura como esposo ya que se "casaron". - ¿Qué tal llevas la mañana? ¿Lista para saber tu nota?
- ¡Hola esposa! - respondió Laura, enjuagándose las lágrimas. - Buena mañana, me levanté hace 10 minutos y no hice nada todavía. Y no estoy lista para saber la nota, tengo demasiados nervios. Por un lado, necesito saber si aprobé, pero por otro... Es la menor de mis preocupaciones.
- Pero esposo, ¿ya estamos otra vez llorando? - y es que Cristina conocía perfectamente a Laura.
- Sí, y tú, ¿lees el pensamiento, no? - Laura sabía que como siempre, Cristina seguiría con ella, la apoyaría y la querría, pero sobre todo, Cristina era el oráculo, ella lo sabía todo (o casi todo).
- Hacemos una cosa, quedamos a la puerta del instituto en una hora y así te acompaño a ver tu nota, hablamos y me cuentas qué te pasó. - propuso Cristina.
- Okey mackey esposa, ¡talué! - se despidió Laura como siempre.
Laura colgó, y con esa llamada, se fue su sonrisa.

Capítulo 4
Una hora, una hora fue el tiempo que Laura estuvo recordando viejos momentos. Una hora, la hora que estuvo en el bus número 4 para ir al instituto, sentada en un rincón, en solitario, escuchando música, llorando. Llorando por una historia pasada. Llorando por un chico que la hizo feliz. Llorando por el mismo chico que la hizo llorar. El mismo chico que le prometió mundo, un mundo que habían creado juntos. Promesas que se rompieron en mil pedazos cuando ese chico se olvidó de Laura. Ese gilipollas.
Laura no paró de llorar hasta que llegó al instituto. Se sentía fatal. Sabía que no tenía que estar llorando, no al menos por un gilipollas. Pero lloró, una hora entera, por un gilipollas.
Se sentía imbécil. En el bus, un chico muy amable le preguntó si le pasaba algo, que si estaba bien, y le ofreció un pañuelo. Laura, entre lágrimas, aceptó el pañuelo que un chico desconocido, pero simpático, le ofreció, y le respondió que no se preocupase, que estaba bien. El chico le contestó a ello que las chicas guapas no lloran por tonterías. Laura consiguió esbozar una sonrisa. Y se fue. El chico se bajó del autobús. Con su marcha, la sonrisa de Laura se volvió a ir como los rayos de sol cubiertos por las nubes.
Laura tuvo un presentimiento. Sabía que volvería a ver a ese chico.

Capítulo 5
Eran las 10:15, la hora en que había quedado con Cristina, Laura estaba en la puerta del instituto. Cristina ya había llegado, así pues entró en el instituto, lugar lleno de recuerdos, felices y no tan felices, pero recuerdos.
Allí, Cristina lo primero que hizo fue sacarle una sonrisa con ese gesto tan característico de ambas, un saludo militar, pero muy informal, relajado.
- Qué esposa, ¿estás lista, te tirarás al barranco? - le preguntó Cristina.
- Claramente sí, nada sale bien sin arriesgarse. - respondió nerviosa Laura.
Tras decir esa frase típica, ambas jóvenes se acercaron al tablón de anuncios, allí había una hoja informativa que decía que las notas y los exámenes se darían en cada departamento.
No les quedó más remedio que subir hasta el 4º piso, donde se hallaba el departamento de física, el lugar que más temió en todo el año que estuvo en ese instituto.