jueves, 3 de abril de 2014

El origen de los números. (Artículo de Amicvs Plato, revista de filosofía)


Ya que esta es una revista de filosofía, yo propongo que filosofeemos sobre un tema que nos afecta cada día de nuestra existencia. Los números. ¿Por qué el primer número, el uno, se llama “uno”, y por qué su grafía es “1”? ¿Hay alguna razón científica? ¿O más bien filosófica? ¿Por qué 2 mas 2 es igual a 4, y no a 5 como aquel chiste de las rubias? ¿Por qué los números son infinitos? ¿Por qué los números, o las matemáticas, estaban tan sobrevalorados en la Grecia antigua? ¿Hay alguna relación entre la importancia de las matemáticas para ser un buen filósofo y un buen dominio de lo que hoy en día llamamos matemáticas, el hecho de realizar cálculos numéricos o aprenderse fórmulas matemáticas como nos dicen los profesores “os lo tenéis que creer”? ¿Por qué no podemos saciar nuestra curiosidad? ¿Por qué el origen de los números no se estudia dentro de las matemáticas, al igual que tenemos que estudiar historia de la filosofía o historia de España? ¿Puede una alumna de un 2º de Bachillerato científico averiguar todas estas curiosidades que algún día nos llegaron a la mente como las ideas llegaban a los filósofos?

Los principios de la numeración comenzó ya en la antigüedad, donde se embarcaron en la ciencia numérica mediante muescas en rocas, o palos hechos por cuchillos elaborados de roca; o también tomando como referencia partes de cuerpos animales (dos como las alas de un pájaro, o cuatro como las patas de un perro). La mayoría de los sistemas de numeración son 10, al igual de número de dedos que tenemos entre las dos manos. Sin embargo, los mayas, aztecas o celtas tenían sistemas de numeración con base 20, ya que contaban todos los dedos, los de las manos y los de los pies. Probablemente de ahí venga el número ochenta en francés, “quatre-vingt”, cuatro veces veinte. Por otro lado, también podemos encontrarnos otro sistema, el de los sumerios o los babilonios, con una base de 60, de esa base se ha heredado la medida del tiempo (1 minuto tiene 60 seguntos, 1 hora tiene 60 minutos), o la medida de un círculo, el cual tiene 360 grados, seis veces sesenta. 
La escritura de los números se dio alrededor de 4.000 años antes de Cristo en Elam, en las actuales tierras de Irán. Allí, se elaboraron los primeros símbolos, antes incluso que la escritura. Este sistema fue adoptado por los sumerios de la Baja Mesopotamia, los cuales crearon las cifras más antiguas de la historia.
Volviendo atrás, en los sistemas de base 10, por ejemplo, el número 11 se reflejaba como 10+1 o 1+10, pero esto podía representar un gran problema en cuanto nos referimos a un número grande. Para referirse al centenar, o al millar, se distinguían distintos símbolos que ayudaban a realizar este conteo.
Aquí también se ha de añadir el sistema numérico romano, el cual tenía una base sobre 5. En un primer lugar, los símbolos podían repetirse las veces que se deseasen, de forma que 1999 sería MDCCCCLXXXXVIIII, posteriormente se simplificó esta numeración, limitando la repetición de los símbolos, así 1999 quedó reducido a MCMXCIX. Pero este sistema, al igual que muchos otros sufría una serie de limitaciones, pues una vez que determinada cantidad numérica era superada, era necesario inventar un nuevo símbolo, añadir una nueva letra alfabeto, y estas son escasas. 
Por este motivo se decidió tomar el sistema numérico hindú, el cual utilizaba desde hace más de 2.000 años el mismo sistema numérico que el actual: el símbolo “1” implicaba el número 1, el símbolo “2” significaba el número 2, y así todos los números que tenemos ahora. 
Un error muy común es llamar a los números actuales números arábigos, pues los cuales son números hindús.
A pesar de este sistema numérico, para determinar las generaciones de la realeza o el papado, se utilizan los números romanos; por ejemplo: Juan Pablo II o Carlos V.

Y para finalizar, querría decir (o mejor escribir, pues en una revista es técnicamente imposible emitir algún sonido a excepción de que se le incorpore un sistema que… bueno, que me estoy alejando de la finalidad de este artículo…) que sí es posible que una alumna de 2º Bachillerato científico descubra el origen de los números. Aún así, me hago a mi misma una última pregunta, ¿por qué he decidido hacer un artículo para la revista de filosofía sobre los números, si ni siquiera me gustan las matemáticas? 
Señores y señoras, padres y madres, niños y niñas, alumnos y alumnas, profesores y profesoras, animales y… animales; misterios de la vida.

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